martes, 14 de febrero de 2012

Kybalion. V. - EL PRINCIPIO DEL RITMO

"Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso,
 
todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo; la medida de su
 
movimiento hacia la derecha, es la misma que la de su movimiento hacia la
 
izquierda; el ritmo es la compensación".
 
EL KYBALION.
 
 
Este principio encierra la verdad de que todo se manifiesta en un determinado
movimiento de ida y vuelta; un flujo y reflujo, una oscilación de péndulo entre
los dos polos que existen de acuerdo con el principio de polaridad, descripto un
momento ha. Hay siempre una acción y una reacción, un avance y un retroceso, una
ascensión y un descenso. Y esta ley rige para todo; soles, mundos, animales,
mente, energía, materia. Esta ley lo mismo se manifiesta en la creación como en
la destrucción de los mundos, en el progreso como en la decadencia de las
naciones, en la vida, en las cosas todas, y, finalmente, en los estados mentales
del hombre, y es con frecuencia a esto último que creen los hermetistas que este
principio es el más importante. Los hermetistas han descubierto este principio,
encontrándolo de aplicación universal, y han asimismo descubierto ciertos
métodos para escapar a sus efectos, mediante el empleo de las fórmulas y métodos
apropiados. Emplean para ello la ley mental de neutralización. No pueden anular
el principio o impedir que opere, pero han aprendido a eludir sus efectos hasta
un cierto grado, grado que depende del dominio que se tenga de dicho principio.
Saben como usarlo, en vez de ser usados por él. En este y en otros parecidos
métodos consiste la ciencia hermética. El Maestro se polariza a sí mismo en el
punto donde desea quedarse, y entonces neutraliza la oscilación rítmica pendular
que tendería a arrastrarlo hacia el otro polo. Todos los que han adquirido
cierto grado de dominio sobre sí mismos ejecutan esto hasta cierto punto,
consciente o inconscientemente, pero el Maestro lo efectúa conscientemente, y
por el solo poder de su voluntad alcanza un grado tal de estabilidad y firmeza
mental casi imposible de concebir por esa inmensa muchedumbre que va y viene en
un continuado movimiento ondulatorio, impulsada por ese principio de ritmo.
Este, así como el de la polaridad, ha sido cuidadosamente estudiado por los
hermetistas, y los métodos de contrabalancearlos, neutralizarlos y emplearlos,
forman una de las partes más importantes de la alquimia mental hermética.

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