martes, 14 de febrero de 2012

Kybalion. IV. - EL PRINCIPIO DE LA POLARIDAD

"Todo es doble, todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y
 
los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero
 
diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son semi verdades
 
todas las paradojas pueden reconciliarse".
 
EL KYBALION.
 
 
Este principio encierra la verdad de que todo es dual; todo tiene dos polos;
todo su par de opuestos, afirmaciones que son de otros tantos axiomas
herméticos. Explica y dilucida las antiguas paradojas que han dejado perplejos a
tantísimos investigadores, y que literalmente decían: "La tesis y la antítesis
son idénticas en naturaleza, difiriendo solo en grado"; "los opuestos son
idénticos en realidad, diferenciándose en su gradación"; "los pares de opuestos
pueden conciliarse, los extremos se tocan"; "todo es y no es al mismo tiempo",
"toda verdad no es sino media verdad"; "toda verdad es media falsa", etc. Este
principio explica que en cada cosa hay dos polos, dos aspectos, y que los
"opuestos" no son, en realidad, sino los dos extremos de la misma cosa,
consistiendo la diferencia, simplemente, en diversos grados entre ambos. El
calor y el frío, aunque opuestos, son realmente la misma cosa, consistiendo la
diferencia, simplemente, en diversos grados de aquella. Mirad un termómetro y
tratad de averiguar donde empieza el calor y donde termina el frío. No hay nada
que sea calor absoluto en realidad, indicando simplemente ambos términos, frío y
calor, diversos grados de la misma cosa, y que ésta se manifiesta en esos
opuestos no es más que los polos de eso que se llama Calor, o sea la
manifestación del principio de polaridad que nos ocupa. El mismo principio se
manifiesta en la "luz" y la "obscuridad", las que, en resumen, no son sino la
misma cosa, siendo ocasionada la diferencia por la diversidad de grado entre los
dos polos del fenómeno. ¿Dónde termina la obscuridad y dónde empieza la luz?
¿Cuál es la diferencia entre grande y pequeño? ¿Cuál entre duro y blando? ¿Cuál
entre duro y blando? ¿Cuál entre blanco y negro? ¿Cuál entre alto y bajo? ¿Cuál
entre positivo y negativo? El principio de polaridad explica esta paradoja. El
mismo principio opera de idéntica manera en el plano mental. Tomemos, por
ejemplo, el amor y el odio, dos estados mentales completamente distintos
aparentemente, y notaremos que hay muchos grados entre ambos; tantos, que las
palabras que nosotros usamos para designarlos, "agradable" y "desagradable", se
esfuman una en la otra, hasta tal punto que muchas veces somos incapaces de
afirmar si una cosa nos causa placer o disgusto. Todas no son más que
gradaciones de una misma cosa, como lo comprenderéis claramente por poco que
meditéis sobre ello. Y aun más que esto, es posible cambiar o transmutar las
vibraciones de odio por vibraciones de amor, en la propia mente y en la mente de
los demás, lo que es considerado como lo más importante por los hermetistas.
Muchos de los que leéis estas páginas habréis tenido experiencias en vosotros
mismos y en los demás de la rápida e involuntaria transición del amor en odio y
recíprocamente. Y ahora comprenderéis la posibilidad de efectuar esto por medio
del poder de la voluntad, de acuerdo con las fórmulas herméticas. El "Bien" y el
"Mal" no son sino los polos de una misma y sola cosa, y el hermetista comprende
y conoce perfectamente el arte de transmutar el mal en el bien aplicando
inteligentemente el principio de polaridad. En una palabra, el "arte de
polarizar se convierte en una fase de la alquimia mental, conocida y practicada
por los antiguos y modernos Maestros herméticos. La perfecta comprensión de este
principio capacita para cambiar la propia polaridad, así como la de los demás,
si uno se toma el tiempo y estudia lo necesario para dominar este arte.

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